Octubre. Los mototuristas celebramos nuestra fiesta especial: la llegada del otoño. Festival de colores y de aromas a través de las zonas rurales de España que recorremos. Nos levantamos la visera para oler el campo, para no perjudicar los colores, para sentir que estamos vivos. Para disfrutar. Cada uno, eso sí, a nuestra manera.
La mía, la nuestra, la de aemotur (Asociación Española de Mototurismo) es fomentando el turismo en moto por las zonas más escondidas de España, a través de una inmersión cultural en su arte, su paisaje, su gastronomía y su historia. Por eso hemos escogido como destino la que fue una de las ciudades romanas con vocación de gran ciudad; pero que, sin embargo, a la que las escaramuzas y las contiendas de los visigodos impidieron un florecimiento acorde a su planificación. El tamaño del foro, de la zona comercial y, sobre todo, de las termas nos permiten intuir el tamaño e influencia que se había previsto. Su asentamiento, sobre los restos arévacos de la Cluniaq, lo inició Tiberio en el 14-37 d.C. Y terminaría alrededor del siglo V d.C. Llena de curiosidades está la historia de la Colonia Clunia Sulpicia. Destaca -entre otras cosas- por ser la cuidad en la que se refugio Supicio Galva de Nerón cuando éste pidió asesinarlo. Ya fallecido, Galva viajó a Roma para converirse en César. Es por este personaje por lo que Clunia recibió el nombre de “Sulpicia”. Sin duda, vale la pena dedicarle el tiempo necesario para pasearla acompañado de un guía que permita empaparse en la historia.
Pero hasta aquí no llegamos directos. Las pequeñas carreteras nos atraen, y salimos en búsqueda de otros escondidos tesoros. En Maderuelo, junto a las Hoces del Río Riaza, pedimos la apertura de la Ermita templaria de la Vera Cruz. De la misma escuela bizantina que la de San Baudelio, su exterior le permite pasar desapercibida. Pero el interior nos deja ojipláticos. Espectacular. La visita nos la ofrece Rafael, el encargado de las visitas teatralizadas a la población. Con él aprendemos, disfrutamos y, como no, nos reímos un rato.
La siguiente parada, todo lo efímera que permite la degustación de un tentempié improvisado de torreznos, es en Castillejo de Robledo. Cuando subimos a conocer los restos del castillo templario, nos encontramos abierta la pequeña ermita de la Asunción. Quizá un regalo del destino por ser buenos motoviajeros. Sí, si vienes por esta zona, no puedes dejar de hablar con el Ayuntamiento para que te permita la visita. Esta es la villa en la que, si hacemos caso al Cantar del Mío Cid, fueron ultrajadas las infantas de Carrión.
Salimos de Clunia. Vamos bien de tiempo. Sin prisa llegamos a Peñaranda de Duero, donde Oscar Salaberri en su Posada Ducal nos recibirá para que recuperemos fuerzas alrededor de algo que también es cultura española: un buen asado en una buena mesa. Un hito para los fieles al “turismo gastronómico”. Con él inauguramos el otoño. No nos falta de nada, y Oscar desborda un cariño hacia el grupo que hace que se nos quiten las ganas de partir hacia casa, con el frío y la lluvia que nos espera por el camino. Antes de comer visitamos el castillo y la plaza. Y contemplamos el Palacio de los Avellaneda. La Oficina de Turismo vuelve a ser nuestra amiga y nos ayuda a gestionar el permiso municipal para que podamos aparcar las motos en zona peatonal. Una zona privilegiada de la localidad. Por un rato, nuestras motos se funden con la riqueza de la localidad histórica. Eso sí, nuestros caballos son de metal.
La borrasca y, sobre todo el viento, rompen el grupo de vuelta a casa. Se hace difícil el paso y la bajada de Somosierra y la Cabrera. El fuerte viento empuja las motos de lado a lado y cada adelantamiento es un reto peligroso. En determinados tramos, apenas podemos pasar de 70 kms/h. Pero, como siempre, antes de la cena estamos todos en casa sanos y salvos pensando en cuándo será la siguiente y en que hoy no solo hemos montado en moto, sino que hemos conocido parte de la historia antigua de España. Nuestro agradecimiento a la Rafa Dedi, a la Oficina de Turismo de Maderuelo y a la de Peñaranda de Duero. También al Ayuntamiento de Peñaranda de Duero. También a Antonio “Komandante” (que nos acompaña con Patricia) y a Nacho Albisu -ambos del MC Picnic- por venir con nosotros.