Gran Premio de Jerez como experiencia de mototurismo en Cádiz

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Una vez más en mayo llega moto gp en el circuito de Jerez. Una cita ineludible en el calendario. El año pasado estuve en Motorland, convirtiendo el campeonato de Aragón en un viaje a través de los Parques Naturales de Cuenca y las recónditas carreteras de Teruel; recorriendo incluso El Maestrazgo. Este año el objetivo lo puse en Jerez.

Una llamada de la Junta de Andalucía dinamizó el plan. Andalucía es una Comunidad Autónoma que claramente ha apostado por el mototurismo, y que ofrece un escenario perfecto para nuestros viajes en moto. Era el momento de aprovechar el campeonato de Jerez para crear en una experiencia de mototurismo capaz de transformar al motoviajero, y que dejara una impronta única en su recuerdo.

El día de trabajo no dio tregua, salí un poco más tarde de lo esperado. El objetivo era Cádiz. Concretamente el pueblo de Santi Petri, que aún no conocía. Llegué de madrugada, quizá algo cansado por el exceso de autopista poco habitual en mis viajes. “Mañana será otro día”, pensé. “Es hora de irse a dormir”.

Amaneció un día espléndido. Quería saborear Cádiz, esa ciudad en la ribera del Atlántico. Y lo hice aprovechando la mañana para navegar por su bahía. Soplaba una brisa suave, el mar estaba amable y el velero se dejaba gobernar sin exigencia. El paso bajo el puente de la Constitución de 1812 me llamó la atención por sus enormes dimensiones. Las murallas y el Castillo de Santa Catalina que otrora defendieran la ciudad de piratas y corsarios, y que originarían una explosión de ilusión para los mercaderes y navegantes que venían de las américas buscando tierra me ofrecían una estampa única desde el mar. Rápido corrían las agujas del reloj. Cruzándome con pequeñas embarcaciones de madera que debían estar faenando, volví a Puerto Sherry. El sol y el mar habían despertado mis ganas de comer. Este puerto con nombre de licor (más bien al revés) desbordaba ambiente motero. Comer frente al mar, qué gran sensación para los que vivimos en el interior.

La tarde la dediqué a pasear por la capital gaditana, dejando que unos profesionales me enseñaran cada rincón de la zona antigua. Desde el Callejón de los Negros, junto al puerto, hasta la catedral vieja; pasando por el arco bajo la muralla, la casa del mercader y la nueva catedral cutodiada por San Servando y San Germán. ¡Qué amables! ¡Qué divertidos! Que especiales los gaditanos. Gente que inspiró Cuba, porque no será Cadiz la que se parece a Cuba, sino viceversa.

Por fin llegó el domingo. Era la inmersión en las carreras, el verdadero motivo de mi viaje por Andalucía. Era el momento de las emociones. Tras pasear por el paddock podía palpar la tensión en los equipos y las escuderías. Me cautivó completamente el ambiente. Estaba disfrutando; no podía estar mejor, porque además estaba rodeado de amigo como Luis Cabezas, Enrique Vera y Pedro Palomo.

La tarde fue de descanso. De paseo por la playa de La Barrosa, al Sur de Santi Petri. De mojitos en la playa, mientras el sol se ponía sobre el mar y las gaviotas revoloteaban el cielo. Estaba asimilando poco a poco todas las sensaciones del fin de semana en esta tierra mágica.

Cádiz me embrujó. Lo hizo tanto que retrasé la vuelta un par de días. Quise continuar disfrutando de ese aroma a salitre, de su viento que algunos critican, de su gastronomía del mar y de su gente amable. Si Andalucía te atrapa, Cádiz directamente te roba el corazón. Fueron dos días de nada y de todo. De sensaciones de mototurismo tranquilo.

Atardecer en La Barrosa

Con la misión cumplida por haber creado una auténtica experiencia personal de mototurismo desde el Campeonato de Moto GP de Jerez, volví a casa. El paisaje, el entorno, los lugares están siempre en su sitio; depende de nosotros utilizar todas las posibilidades para crear una experiencia única. En mi caso, es lo que hago en el mototurismo. Debe ser este mi elemento diferencial. Es la seña de identidad de la Asociación Española de Mototurismo, que conocemos cariñosamente con el acrónimo AEMOTUR.

Nota: no puedo cerrar este artículo sin especial agradecimiento a la Junta de Andalucía y a Manuel, socio de Pinapark Eventos.

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